10 pasos para fomentar la autoestima en los más pequeños

Ya lo decía Maslow en su pirámide, las dos principales necesidades que el ser humano debe abarcar y cumplir para su supervivencia y bienestar son la Autorrealización y la Estima.

Si unimos esos dos conceptos, tendremos esa palabra clave que parece estar de moda, pero que tanto bueno, o malo, puede hacer la presencia o ausencia de esta: la Autoestima.

¿Somos realmente los encargados y responsables de nuestra autoestima? Está claro que tratándose de personas adultas, con un concepto establecido de lo que es correcto, y lo que no, y un autoconcepto de nosotros mismos que ya deberíamos dominar, la respuesta debe ser “sí”.

Pero ¿qué ocurre con los más pequeños? ¿Dónde empiezan a desarrollar su autoestima, y cuándo?

Los más pequeños empiezan a desarrollar su concepto de valía y autoestima desde los 2 años; momento en el cuál estos empiezan a discernir y diferenciar las expresiones faciales, los tonos, y los mensajes de cariño o enfado que reciben.

10 pasos claves para desarrollar la autoestima en los más pequeños:

  1. No infravalores.

Muchas veces podemos caer en el error de catalogar a un pequeño como “el malo”, “el torpe”, “el que pega”… debemos entender que para lo que nosotros, los adultos, podrían ser simplemente unos adjetivos o etiquetas, para ellos eso marca una forma de ser y vivir en la sociedad. Así pues, si acostumbramos a un niño a escuchar que es “el malo de la clase”, asumirá ese rol, y actuará como tal.

  1. No sobrevalores.

Situarnos en el otro extremo puede resultar igual de perjudicial para nuestros pequeños. Acostumbrarles a escuchar los atributos “el más listo”, “el más guapo”, “el que mejor se porta”, puede hacer que cuando fallen, fracasen, o no se sientan de esta manera, no sepan tolerar esa frustración, y se sientan fracasados.

  1. Comparaciones

Nunca, bajo ninguna circunstancia, debemos compararles con otras personas, ya sean familiares, amigos, o compañeros de clase. Precisamente debemos enseñarles que todos somos diferentes, y haremos algunas cosas mejores, y otras peores. Usar la comparación para remarcar sus puntos más débiles hará que el pequeño desarrolle un sentimiento de competencia insano; fomentando así la envidia y los celos.

  1. Cuidado con la sobreprotección

Nuestros pequeños deben aprender a conocer por ellos mismos su entorno, las cosas que les rodean, y poco a poco empezar a tomar sus propias decisiones. Si cada vez que creemos que nuestro hijo va a tomar una mala decisión, intervenimos con el fin de protegerle, haremos que nuestro pequeño no desarrolle el sentido de responsabilidad, confianza, y esfuerzo. Debemos dejar que se equivoquen, que aprendan, y que sigan tomando las decisiones que ellos creen convenientes. Como padres debemos orientar y aconsejar, nunca solucionar.

  1. Sé concreto en la educación

Sentencias tales como “Te has portado mal”, “Es que eres malo”, “Tienes que cambiar”, que en principio parecen claras y directas, son de lo más confusas para nuestros pequeños. Debemos intentar dar mensajes claros, usando por ejemplo “No me gusta que pegues”, “Decir palabrotas está mal”; ya que así ayudaremos al pequeño a entender qué no nos gusta exactamente, y cuál es la conducta exacta que deben modificar.

  1. Respeta sus emociones

Que nuestros hijos algunas veces se muestren malhumorados, nerviosos o inquietos, no debería ser un motivo para el enfado, ya que son emociones completamente normales que los más pequeños deben aceptar. Cuando muchas veces censuramos estas emociones con frases como “No me gusta que estés nervioso”, “Si te enfadas te castigaré”, estamos enseñándoles que sentirse nervioso, molesto o enfadado no está bien, y cuando en la vida sientan estas emociones no sabrán comunicarlas ni gestionarlas.

  1. Da alternativas

Unido al punto anterior nos encontramos el punto número 7. Cuando tu hijo grita porque está enfadado, o pega porque está nervioso, no debemos dar el mensaje, como decíamos anteriormente, que estar nervioso o enfadado está mal. Debemos comunicar exactamente la queja de que gritar o pegar está mal. Para ello, dales unas alternativas, enséñales a gestionar esas emociones. Por ejemplo, si están nerviosos, que salgan a jugar al balón, a correr, o a tomar el aire. Propón soluciones.

  1. La importancia del esfuerzo

Que sacar un 10 en un examen, o un 5, sea bueno o malo, dependerá del esfuerzo que ha hecho el pequeño en conseguir esa nota. Si ha sacado un 4, pero sabemos que se ha esforzado, y lo ha intentado, sería injusto enfadarnos o castigarle, ya que la próxima vez que deba esforzarse, puede sentir que será inútil, o que de todas formas os va a fallar o decepcionar.

  1. Independencia

Enséñales a ser autónomos, a realizar y tener sus propias tareas de casa, y exprésales lo contenta y contento que te pone verles trabajar y colaborar en casa.

El hecho de que los más pequeños realicen sus propias tareas, les hace sentir más autónomos, y además, les da un valor de utilidad muy importante y necesario para ellos.

  1. Límites claros

Deben tener bien claro qué esperamos de ellos, y qué cosas no estamos dispuestos a tolerar. Para ello es bueno que ambos (padres e hijos) tengan bien pactados y hablados los límites, y sus posibles consecuencias.

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